Inicié mi camino espiritual y de propósito de vida en el año 2015, a raíz de mi segunda crisis existencial y una depresión casi incapacitante. Me cuestionaba quién era, si las expectativas que tenía de la vida y mis creencias hasta ese momento eran realmente mías o infundadas, las metas que había alcanzado hasta ese momento, mis verdaderos deseos detrás de todo lo que hacía, la vida que estaba llevando, e incluso… mis ganas de vivir.

Al llegar la pandemia de 2020, me encontraba trabajando desde casa, confinada y obligada a conectar conmigo misma, ya que pasé mucho tiempo a solas. En esos primeros días, descubrí la inconformidad que sentía en mi corazón con lo que estaba haciendo en ese momento en el plano laboral, cosa que no me atrevía a admitir hasta ese momento.

Por fin me confronté con la Fátima que había pasado la mayor parte de su vida trabajando por sueños ajenos. En esos mismos días, al estar preparada para dar el próximo paso de cambio en mi vida, conocí el Coaching. Desde entonces, mi vida no ha sido la misma.

A pesar de todo, mis ganas de levantarme del polvo me ayudaron a continuar. Y aunque había mucha oscuridad, confusión y poca claridad, siempre existió una luz en mi, una pequeña llama, que aunque débil, no se apagaba.

Y acompañada de esa luz, había una voz sutil. Esa voz me susurraba que no me rindiera, que siguiera hacia adelante. Y es esa voz, sin duda, la que me trajo hasta a ti, y me pidió que te comparta este mensaje de esperanza y fe en el día de hoy.

No sé quién eres ni conozco tus retos ni problemas. Lo que sí sé es que:

¡NO ESTÁS SOLO!

Si te identificas con mi historia, quiero que sepas que te entiendo perfectamente. Conozco el sentimiento. Sé lo que se sufre teniendo tan poca claridad y tanta confusión. También conozco la verguenza que se siente admitirlo. Y cuando por fin lo admitimos, nuestro entorno nos juzga por no saber lo que queremos. ¿Y cómo vamos a saber lo que queremos si todo nos fue impuesto desde niños?

He estado ahí. Y hubiese querido que alguien me acompañara y me dijera que se puede, que se vale sentirse mal, pero que habrá una luz detrás del túnel y que todo lo que estamos viviendo tomará sentido. Por eso me pongo a tu disposición para acompañarte en este camino de autoconocimiento. Agenda tu llamada de claridad para que conversemos tu caso particular, ya que cada caso es diferente.